Estás -también- vaga, y
todos tus proyectos (construir un espantapájaros, hacer un poemario con
reproducciones espectroscópicas incluidas - basadas en los datos fonológicos
proporcionados por el Speech Analyser- o
leer
a Giordano Bruno, Athanasius Kircher y Ficino, por ejemplo), todos tus
proyectos - decíamos- exigen demasiado esfuerzo o, ahora mismo,
no te motivan lo suficiente.
Te apetece llorar sin motivo, y en esta época - el siglo XXI
apenas iniciado- no existen los romanos lacrimorum,
ni los anillos mágicos de Cornelio Agrippa, ni las clases de esgrima a las que
asistió Alberto Magno.
Existen los blogs y el vertedero en los ojos del lector compasivo.
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