Esta tarde hemos sido absolutamente
felices con el abuelo. Hemos bailado y comido muchísimo. Hemos llorado de
felicidad. La música y el baile unía a tres generaciones distintas. Un sesentón
con metástasis, una intelectualoide de 27 años engreídos, un bebé surrealista
de 2 añitos. Ha mantenido unido aquello que estaba separado por un velo de
años, una ideología política antagónica, una religión distinta.
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