Embarazo de nueve semanas y media; senos voluminosos,
lengua cortada. Un océano amniótico de mi continente al suyo, alma
desintegrada, no iconoclasta. Pistilos en los ojos drogados de paisajes
invisibles. No volveré a perderme en el mar del nombre propio, escalaré la
tupida hoja del árbol para bailar en su descenso.
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