miércoles, 11 de noviembre de 2015
Idas de olla
El instinto incrédulo, la hormiga ascendiendo por la barandilla del ojo
-un cortometraje de la obscenidad, un fogonazo reptilíneo, serpientes
combustibles o llorosas ancladas en la galaxia cotidiana – dadá, en el fondo,
era cazar moluscos con una cuchara; afán sufrágico zuluesco, mundo. Hoy soy
crédula del mundo o me dejo fusilar por la noche. La pupila no verbal se
subleva en el sueño de un viaje; y entonces es que el mundo era menos tierno, o
que no sabía deshacerse en lo finito; decidme si hay un gris en la mentira, o
un bemol que anuncie otra albada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario