miércoles, 9 de septiembre de 2015

Encuesta surrealista

¿Puede existir una nota blanca que se deshaga en 7 notas al pasar por un prisma? ¿Podemos diseñarnos unas alas individuales?

Capaz de todo, más con el impedimento del yo. Me acerco a ti y te escupo.

        ¿Qué talla de escupitajo utiliza usted?
        La talla veintisiete. Escupo como mis pantalones.

Esta conversación sería surrealista si tuviera suficiente genio. Pero me parece absurda. Como todo. Ojalá alguien, en vez de preguntarme la hora por la calle, me dijera:

        Perdona, ¿dónde está la Flor Azul?

Entonces yo me acercaría con gesto tranquilo, como quien va a sacar el reloj para decir la hora. Respondería:


- Béseme usted y sabrá que la filosofía nace de la flora bacteriana de mi saliva.

Trabajo manual

            No expectativa. No nada. Regalo, ofrenda, diálogo. Frente encriptada en el pasado. Hueste. Charca de las ranas. Mar. Unos planos. Y la suerte entretenida con el drama. El chubasquero de las medias verdades. El color del oro. Dos pitillos: el de la iniciación y el de la despedida. El hijo y el marido enferman cuando ella es aventura. La garganta se ha abarrotado en las dunas.
           Escribir es un trabajo manual. Escribir, como coser vestidos o deshollinar chimeneas o repartir cajas de xibecas.

            Se fijará en estas manos de uñas mordidas y picadas de mosquito. 

La búsqueda del hogar creativo

Una parada de tren. Montaña y charco al lado. La habitación del delirio, con un retrato de V. Woolf en la puerta. Un cuarto lleno de juguetes, inventados y por inventar. Un sombrero de los sueños. El Ave Fénix rollizo, tan gordo que ocupará la masa de tres o cuatro Aves Fénix de corral.


Podría encontrar la inspiración tan fácilmente. Bastaría decir SÍ con un megáfono. Sería tan sencillo como chasquear los dedos o encender la luz y encontrar una idea sonriente, acurrucada en un trastero, metida dentro de una caja, sin misterios, con ganas de hacer la crisálida y volar en forma de libro, escultura, cuadro, monumento, ¡Eureka!

¿Buscas un metro cuadrado de intimidad?

Escritura de retrete.


Es un placer escribir mientras se finge que se mea. A veces, busco la paz de los retretes porque ¿ustedes sabían que estoy sola mientras cago? Un metro cuadrado de libertad. Mi coño-culo habla y sonríe a través del bolígrafo. Desde aquí, nadie puede mirarme.
 


Evitar a los chupatintas que viven del ingenio y la creatividad ajena. No sufrir a los falsos cirujanos de la cultura.