martes, 10 de noviembre de 2015

Sobre la Universidad




       - ¿Dónde quedará el arte? - me preguntaba con una infumable cara de boba medio muerta.

Agobio, bultos humanos rientes, pringosos, con sus cáscaras-sonrisa. Mi culo no se movía un centímetro del asiento. El triste asiento del aula universitaria.

       Ayer daba de comer a los caballos- seguía diciendo, entre mí- y hoy engullo horas de charlatanismo pagado. Qué razón tenía Wilde al decir que “no hacer nada es lo más intelectual del mundo.”

Y, entonces, mientras un hombre gordo leía en voz alta unos apuntes amarillentos, me puse a imaginar la conversación entre un hombre y una mujer de diferentes países atrapados en un ascensor; mi mente deambuló por varios paisajes: reflexioné sobre los  términos metabolizar e intransitivo, jugué a encontrar analogías entre la música de Bach y el toreo, el material bélico y el tabaquismo, y después esperé a que dios se posara en el discurso del profesor barrigudo, que dijo:


       - La poesía es un instante quieto. Hay que esperar a que nos divierta el aburrimiento.

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