Eso me dijo más o menos mi
primer novio sobre mi primer poemario, que primero se llamó "Una siesta sobre las ardillas" y, más tarde, por consejos del mismo, se tituló -quizá, desgraciadamente- "Un perro negro sufre en la noche":
- Es preciso huir de la literatura zombi, no humana. No
escribas jamás sobre fantasmas y demonios que convertirán tus pensamientos en
una cloaca o en una nube de mierda. Cualquiera puede hacer vandalismo,
dinamitar todo lo que es bello y convertir cualquier sentimiento humano en una
patraña cursi mediante esa risa del diablo, ese humor que insoportabiliza el
amor profundo y que convierte la literatura en una puta hinchable. Tus versos
son secos y rancios, necesitan un 3 en 1; hay farsas de control, dripping
poético, expresionismo abstracto y contenidos a posteriori.
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