Después
de mucho meditar, he decidido que mi relación con el mundo será únicamente
lúdica, erótica o intelectual.
Eso le
dije después de pasarme un día entero llorando. Por suerte, sólo entonces
utilicé estas palabras. De lo contrario, mi escritura se hubiera vuelto
presuntuosa y egocéntrica, y eso es un pecado capital en el arte. He de
deshacerme del ego para escribir bien.
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